Parece broma. Primero vimos al mocoso hindú de dos años fumándose sus dos cajetillas diarias en las narices de sus papás. Ok. Luego desfilaron en Internet otros niños fumadores que con trabajo llegaban a los cinco años. ¿Y ahora? Bueno, aquí les dejo a Ya Wen (3) quien, luego de sufrir un accidente automovilístico que la dejó en coma por unos días, despertó con dos vicios metidos hasta los huesos: tabaco y alcohol. Según su madre, si su hija no se toma sus tres chelitas diarias acompañadas de algunos cigarrillos, la escuincla no es capaz de “superar el trauma” que le dejó el choque. ¿Qué tal?
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